En la meca del cine basura ya huele a 2012 y se ven impulsados a apurar la máquina para poner en marcha todos aquellos proyectos que anteriormente no se atrevieron a relizar, por arriesgados, lisérgicos o rematadamente absurdos y con pocas expectativas de éxito. Pero ahora qué importa un estrepitoso fracaso, si en un par de años todas las productoras se van a hundir, junto con el suelo que las sustenta y con todos los continentes (excepto África). Pero es que, además, ahora cuentan con el arma más poderosa, el arma definitiva, el 3D, que toma su razón de ser con este proyecto.
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